Neurociencia de la planificación

Neurociencia de la planificación: organiza tu vida y entrena tu cerebro

Por: Marielysa y Juan Elias Castellano

En casa siempre se vivió en orden. No era un orden rígido ni impuesto, más bien algo natural que fluía por repetición, seguíamos el ejemplo de lo que veíamos, adaptándolo incluso hasta nuestra adultez y eso es gracias a la neurociencia de la planificación.

De pequeños podemos crear esas conexiones mentales e incluso modificarlas en nuestra adultez, todo porque nuestro cerebro es sencillamente complejo y sabe que planificar no solo es organizar las tareas, también es transformar nuestro cerebro y por ende nuestro bienestar. De eso te hablaremos hoy junto a mi hermano.

La asombrosa neurociencia de la planificación

Antes de comenzar, para aclarar algunos conceptos, definamos la neurociencia como la parte de la ciencia que estudia el cerebro, específicamente nuestro sistema nervioso que es donde se agrupan nuestro comportamiento, emociones, pensamientos, decisiones y gran parte de nuestra personalidad.

Creo que lo más increíble del estudio de la neurociencia es que se ha descubierto que el cerebro jamás puede dejar de desarrollarse y eso alcanzó el concepto de neuroplasticidad, porque puede transformarse con el tiempo, con las intenciones y hasta con el desarrollo o circunstancias.

Si queremos saber cómo pensamos, por qué pensamos así, por qué reaccionamos así, por qué y qué sentimos, decidimos o actuamos y hasta planificamos, la neurociencia lo puede explicar de una manera fantástica.

En este blog te explicaremos la asombrosa conexión entre el pensamiento anticipado y la biología cerebral: ¿Qué áreas del cerebro se activan cuando planificamos? ¿Qué sustancias desarrollamos al planificarnos? ¿Cómo no confundirlas? Y al final te dejaremos 3 tips súper prácticos para usar a tu favor las neurociencia de la planificación.

¿Qué áreas del cerebro se activan al planificar?

Cuando hablamos de la neurociencia de la planificación tal vez pensamos en rigidez, reglas y estructuras, pero va mucho más allá de eso, es poder diseñar el futuro que nos gustaría vivir desde todo nuestro ser incluyendo nuestras sensaciones, pensamientos y hasta deseos.

Planificar es una tarea mental compleja que requiere pensar en todos los escenarios y posibilidades para cumplir el plan, es imaginar distintas formas, establecer prioridades y controlar impulsos que nos desvíen del foco. Para lograrlo, el cerebro activa varias regiones, principalmente en los lóbulos frontales, en la parte llamada corteza prefrontal.

Ok hablemos de cada una de las áreas:

Corteza prefrontal dorsolateral (CPF-DL):

Mejora la claridad en la toma de decisiones y planificación. Es como la “sala de control ejecutivo” del cerebro. Las metas que tenemos se procesaron allí (y las futuras), ahí es donde comparamos opciones, analizamos riesgos y es donde tomamos las decisiones racionales. El enfoque y la atención en los objetivos se mantienen gracias a la corteza prefrontal que es también donde pensamos de forma lógica y organizada.

Corteza orbitofrontal:

Se une el corazoncito (metafóricamente) porque es donde se evalúa el área emocional de las decisiones. Es donde nace la “Técnica de la Anticipación” observando cómo nos sentiremos si elegimos A o B, es la vocecita esa que dice ¡Esto va estar bueno! o también pudiera ser la que te dice ¡Uy no, por allí como que me da miedo! entonces entran otras áreas racionales.

Corteza anterior del cíngulo:

Es esa parte que nos mantiene alertas monitoreando los errores, detectando conflictos internos y ajustando el comportamiento para mantenernos alineados con nuestros planes, es esa voz que nos dice “Uhmmm por ahí como que no es”

Hipocampo:

Aunque está más relacionado con la memoria, también juega un rol clave al recordar experiencias pasadas y usarlas para proyectar escenarios futuros.

Hay dos más que por lo menos a mi Marielysa me gusta tomar en cuenta, porque a nivel personal entiendo que mis emociones son fundamentales para vivir en orden:

Amígdala:

Ella procesa emociones como el miedo y la ansiedad (que como ya sabes, es uno de mis talones de Aquiles) además que apoya el sistema de recompensas que pueden sesgar decisiones.

Corteza parietal:

Que no es menos importante porque interviene cuando se planifica en relación al espacio y movimiento (es decir en la planificación motora que “acciona” o en la “planificación de vida” como Well-Being Plans) ¡Larga vida a la corteza parietal!

Todas hacen un gran equipo, trabajan en conjunto y dependen unas de las otras, como una hermosa orquesta que llevamos con nosotros.

Cuando una persona planifica, su cerebro tiene una intensidad de movimientos cerebrales que son asombrosos, se combina la lógica, la memoria, emociones, el autocontrol para visualizar un futuro y guiarnos en todo hacia su cumplimiento.

La neurociencia de la planificación es impresionantemente admirable.

Descubre más y lee Estimula tu cerebro para planificar y organizar dando clic.

Sustancias que se liberan en tu cerebro al organizarte

En la neurociencia de la planificación, nuestro cuerpo no solo activa ciertas regiones cerebrales, sino que también produce sustancias químicas que influyen en nuestro estado de ánimo, motivación y claridad mental. 

Estas sustancias ¡las amo! porque es una manera muy sana de experimentarlas y así mantener un estado emocional positivo y estable.

Una de las principales es la hermosa dopamina, conocida como el neurotransmisor de la motivación y la recompensa. Se libera cuando definimos metas claras y especialmente cuando las cumplimos o completamos, nos genera una sensación de logro, que nos dice “Eres competente” y eso nos impulsa a seguir adelante.

Luego está la sensual serotonina, ella nos aporta la estabilidad emocional y el bienestar general que nuestro cuerpo necesita para fortalecer esa sensación de control sobre nuestras acciones (pero ojo, no de nuestros resultados o circunstancias).

Por otro lado, en estos niveles de sustancias maravillosas que nos aportan claridad organizativa y orden mental, también se disminuyen los niveles de cortisol, que es la hormona del estrés, mejorando la capacidad para pensar con calma.

Todo esto crea una experiencia gratificante a nivel cerebral y emocional. Y aquí entra el cóctel químico del bienestar según nuestro mejor amigo GPT:

  • Dopamina: se activa al tachar tareas o visualizar metas cumplidas. Recompensa al cerebro y motiva.
  • Serotonina: se eleva al sentir estabilidad y armonía. Está relacionada con la paz interior, el estado de ánimo y el sueño.
  • Oxitocina: si la planificación está conectada a relaciones o servicio (cómo tu comunidad, familia, amigos o relaciones significativas o tu propósito), refuerza el vínculo emocional y la confianza.
  • Endorfinas: pueden aparecer al finalizar tareas complejas o durante actividades de autocuidado que planificaste (Como el Tiempo de Ocio, Tiempo Para Mi y entre otras técnicas de Planes de Bienestar)

¡Un dato muy interesante!: Es importante que tengamos en cuenta que el orden no genera estrés por sí mismo. El problema aparece cuando la planificación se vuelve rígida, excesiva o impulsada por miedo al caos. Ahí se eleva el cortisol.

Dopamina barata vs dopamina cara: ¿cuál eliges al planificar?

Por mi experiencia personal, en mi vida cotidiana soy entrenador deportivo, editor de videos y generador de contenido, y me pasa muchas veces que agarro el celular y lo prendo a cada rato sin haberlo escuchado, eso pasa porque se relaciona con el sistema de recompensa del cerebro especialmente con el neurotransmisor dopamina.

Cada vez que toco el teléfono y consigo algún mensaje nuevo o un like de cualquier red social, el cerebro libera esta sustancia generando una sensación placentera.

Con el tiempo comienzo a revisar el teléfono sin tener nada que ver allí, ya que mi cerebro lo asocia como un acto de recompensa y ya es algo difícil de quitar para cualquiera de nosotros, entonces ahí esta sustancia maravillosa se convierte en “dopamina barata” como actualmente está empezando a conocerse. Te explico:

  • Dopamina barata: Son aquellas actividades que nos generan placer rápido y fácil, sin esfuerzo. Cosas como redes sociales, chismes, comida ultraprocesada. Satisfacción inmediata pero pasajera.
  • Dopamina cara: La recompensa que llega tras esfuerzo, paciencia y metas significativas. Como terminar un proyecto, aprender algo difícil o hacer ejercicio. Da bienestar más duradero.

La pregunta para continuar es ¿Así como yo te estás haciendo consciente de esto y cómo harás para sustituir la dopamina barata con la cara?

Escribe en los comentarios si quieres que profundicemos cómo sustituir en tu agenda actividades que te generan dopamina barata por actividades de dopamina cara que te generan más felicidad consciente.

Y si quieres profundizar más en cómo usar tu cerebro para la planificación, te recomiendo leer ¿Cómo sobrevivir al caos mental?: la clave está en la planificación

Ahora, ¡Vamos a la práctica!

Preguntas frecuentes sobre neurociencia, planificación y bienestar

¿Qué beneficios tiene la planificación en el cerebro?
Reduce el estrés, mejora el enfoque, refuerza hábitos saludables y fortalece la neuroplasticidad, haciendo que los viejos patrones o malas decisiones pasadas puedan ser mejoradas por nuestro bienestar integral.

¿Cómo influye la neuroplasticidad en los hábitos?
Facilita crear rutinas sostenibles al reforzar circuitos neuronales que automatizan comportamientos positivos.

¿Qué efecto produce el orden mental al estrés y al bienestar?
Planificar reduce la sobrecarga cognitiva, baja la ansiedad y aumenta la claridad mental y emocional.

Cómo entrenar tu cerebro para planificar mejor (3 pasos simples)

No importa si crees que tu corteza prefrontal no está tan desarrollada como alguien que se planifica como si fuera el amo de las agendas. La buena noticia es que aunque para otros sea más fácil, si hoy te cuesta organizarte o si sientes que no naciste con ese «chip», la neurociencia de la planificación demuestra que todos podemos mejorar eso, gracias a la neuroplasticidad de la que hablamos al principio del blog, tu cerebro siempre puede crear nuevas conexiones si haces conscientes las viejas y las evitas, como por ejemplo: 

“Es que si no hago todo hoy siento que no hice nada”

Sustituyelo por algo más específico como:

“Hoy haré la tarea que más me genera presión y mañana la que le sigue”.

Aquí te dejamos tres pasos simples para empezar a fortalecer esas nuevas conexiones:

  1. Visualiza tus metas: Escríbelas o dibújalas. Así activas tu corteza prefrontal y enfocas tu atención.
  2. Planifica en pequeños bloques: Si son largas, divídelas en tareas en pasos cortos. Esto reduce el estrés y facilita que tu cerebro mantenga la motivación.
  3. Celebra cada avance: Cada vez que terminas algo, tu cerebro libera dopamina cara (la que hablábamos antes). Esto refuerza el hábito de planificar. ¿Qué recompensa puede ser? ¡Tu helado favorito! por ejemplo.

Organizar tu vida no es un talento, es un músculo que se entrena.  Y como vimos hoy, no solo transforma tu agenda, también transforma tu cerebro y tu bienestar.

¿Listo para entrenar tu mente y vivir en calma?

Descubre más de este hermoso arte de planificar en nuestro podcast Pausa & Plan donde a través de mis propias historias y las de mis clientes te cuento cómo la planificación transforma nuestra vida y bienestar.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *